La adolescencia es una etapa de profundos cambios físicos, emocionales y sociales. En este período, los y las jóvenes comienzan a construir su identidad, explorar su independencia y establecer vínculos más complejos con su entorno. Sin embargo, esta transición también puede estar marcada por conflictos, frustraciones y conductas agresivas que, en algunos casos, desembocan en actos de violencia.
La violencia adolescente se manifiesta de diversas maneras: peleas físicas, acoso escolar (bullying), violencia en el noviazgo, agresiones verbales, violencia en redes sociales (ciberacoso), e incluso el uso de armas. Estos comportamientos no solo afectan a las víctimas, sino también a quienes los ejercen, ya que pueden generar consecuencias emocionales, sociales y legales a largo plazo.
Causas y factores de riesgo
Existen múltiples factores que pueden contribuir a que un adolescente se involucre en situaciones violentas:
Entorno familiar conflictivo, con presencia de maltrato, negligencia o falta de límites.
Influencia de pares, donde la presión del grupo impulsa actitudes agresivas como símbolo de poder o aceptación.
Modelos violentos en los medios de comunicación, que naturalizan el uso de la violencia como forma de resolución de conflictos.
Falta de contención emocional, baja autoestima y escasas habilidades para resolver problemas de manera pacífica.
Comments
Post a Comment